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Universidad de Chile

Ad portas de la última fase de la Ley de etiquetado de alimentos:

Profesor José Miguel Labrín analiza el impacto de la estrategia comunicacional de los sellos de advertencia diseñada por el ICEI

Profesor Labrín analiza impacto de la ley de etiquetado de alimentos

Con la charla “Comunicación y cambio social: el caso de la ley 20.606”, el académico y ex subdirector del ICEI hizo un repaso de los principales hitos del diseño de la implementación de los sellos de advertencia, a tres años del inicio de la primera etapa de la Ley sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad.

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Este 26 de junio se inicia la tercera fase de la Ley sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su publicidad, en la que se incorporan las Pequeñas y Medianas Empresas y se reduce la cantidad de nutrientes críticos por cada 100 gramos o ml conducente a sellos, y se estima que un 60 por ciento de la oferta de productos envasados llevará sellos.

En ese escenario, y en el marco del aniversario de los 80 años de la enseñanza de la Nutrición y Dietética en Chile, el académico y ex subdirector del Instituto de la Comunicación e Imagen,  ICEI, José Miguel Labrín, analizó la estrategia comunicacional implementada por el Ministerio de Salud para la inserción de los sellos de advertencia en los empaques de los alimentos y en la cual el profesor fue uno de los responsables de su diseño.

En la actividad, organizada por la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Autónoma de Chile el pasado 14 de junio, el académico reflexionó sobre la implementación, los avances, las proyecciones y el cambio social que ha implicado la implementación de la ley. En esa línea, Labrín partió señalando que el diseño de la campaña implicó desde un inicio una fuerte intervención del espacio medial. “En ese contexto, necesitábamos insertar una frase que orientase de forma sistemática la relación de esta publicidad de alimentos con su consumo y allí el rol de la comunicación y la política pública fue fundamental”.

Sobre el origen de los sellos de advertencia, el académico indicó que para su diseño se barajaron diversas alternativas, siendo la más relevante el estudio que realizó el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA, que mostró la necesidad de un atajo informacional que reconociese el exceso de nutrientes críticos del producto.

 “El primer estudio del INTA en esta materia advirtió la necesidad de una definición gráfica que le permitiera a las personas saber de forma rápida el contenido nutricional de ese producto. Este atajo debía tener un alto contraste con el empaque, por lo tanto lo que hicimos nosotros fue testearlo y esto se validó. Sin embargo, pese a que la frase original iba a ser ‘exceso en’, se cambió a ‘alto en’ para que el consumidor se detuviese y reflexionara rápidamente sobre su contenido nutricional a través de una información simplificada”

De este modo, el profesor Labrín apuntó a que el etiquetado frontal cumplía así la garantía estatal del Ministerio de Salud respecto a la certificación de los alimentos. “Realizamos un estudio seis meses después de implementados los sellos de advertencia y pudimos constatar que para las personas eran el elemento central de esta política pública, el que orientaba su decisión de compra. Esto además se vio reforzado con la garantía estatal del Ministerio de Salud, que avala esta política a través de un símbolo reconocido por todos”.

“Libre de sellos”

A raíz del impacto que tuvieron los sellos de advertencia entre la población, el académico del ICEI agregó que la política pública generó un concepto que la publicidad también tomó como un punto en valor. “A los seis meses de la puesta en marcha de la ley, parte de la industria acogió el concepto libre de sellos y se reforzó la garantía estatal que recomienda los productos bajos en nutrientes críticos en una dimensión positiva”, indicó.

No obstante, el profesor Labrín sostuvo que esta fue una política pública compleja de implementar, donde se trabajó arduamente en la construcción de una opinión pública que favoreciera su instalación. “Para esto fue muy importante el trabajo comunicacional que el Ministerio de Salud realizó previamente con los medios de comunicación, desde el origen de la “Ley Súper 8” hasta la instalación propiamente tal de los sellos de advertencia”, expresó.

Junto a ello, añadió que si bien en algunos momentos la cobertura de la implementación de la ley estuvo enmarcada en el conflicto entre la industria y el Ministerio como un criterio de noticia, los medios dieron una cobertura transversal con todos los actores involucrados y esto ayudó a un debate en el que se pudo instalar la necesidad de enfrentar problemas de salud pública, como la obesidad.

“Los medios asumieron el concepto de prevención. La política pública no trataba de prohibir el consumo de alimentos altos en nutrientes críticos, sino intentaba que los consumidores tomaran una decisión racional al momento de comprar. Hubo momentos complejos, como la contra campaña de un sector de la industria, AB Chile, cuya cobertura mediática se centró en el conflicto. Sin embargo, hubo una alianza de múltiples actores cuya voz también fue recogida por los medios para contrarrestar el discurso de AB Chile sobre la base de la evidencia. Quedó demostrado que no basta sólo con configurar un relato, sino que este tiene que ser validado por otros grupos de interés”.

Desafíos en el mediano plazo

En torno a los desafíos a mediano plazo de la ley y su estrategia comunicacional, el profesor Labrín planteó la inquietud sobre si los sellos de advertencia se podrán mantener como el principal mecanismo para prevenir el consumo de alimentos altos en nutrientes perjudiciales.

“No sabemos si los sellos de advertencia se podrán mantener como el principal mecanismo a largo plazo, dado que no podemos predecir cuales van a ser próximamente hábitos de consumo de la población. Tal vez sea necesario desarrollar estrategias comunicacionales específicas para reforzar la presencia de los sellos y ver cómo interactúan con otros mensajes en los empaques, por ejemplo, un sello alto en sodio con una silueta delgada y  ver que orienta más: ¿la advertencia o lo light?”, señaló.  

Por otra parte, Labrín advirtió sobre la posible relación de los sellos de advertencia con otros mensajes saludables. “¿Cómo interactúa un mensaje alto en calorías, pero libre de colesterol? Puede existir un alimento cien por ciento vegetal, pero por otro lado puede ser alto en azúcares. Esto complejiza la decisión para una compra informada de los alimentos, porque no sabemos que es aquello que se legitima como cien por ciento libre de grasa o cien por ciento libre de colesterol”

Por último, el académico enfatizó la necesidad de enfocar la estrategia comunicacional en las brechas de acceso. “La gente ya conoce los sellos. Sabe que un alimento con más sellos tiene más nutrientes perjudiciales. Ahora viene la pregunta por las brechas de acceso. ¿A qué alimentos frescos puedo acceder, que sean de bajo costo y que sean saludables? Esa es una estrategia que los especialistas en políticas públicas deben realizar a futuro”, concluyó.

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Dirección de Extensión y Comunicaciones ICEI

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