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Universidad de Chile

Conferencia en el auditorio Jorge Müller del ICEI

John Dinges llama a estudiantes a rebelarse frente al secretismo

John Dinges llama a estudiantes a rebelarse frente al secretismo

El periodista e investigador, que realizó su visita merced a la Iniciativa Bicentenario JGM, ofreció una conferencia en el ICEI sobre acceso a la información pública, destinada, principalmente, a los estudiantes de la Carrera de Periodismo que desean especializarse en el periodismo investigativo.

Hay un imperativo moral para todo profesional que cultiva el periodismo investigativo: la obligación de subvertir la cultura del secretismo institucional y rebelarse a cualquier restricción tendiente a confinar en la penumbra aquellos antecedentes relevantes para la democracia de un país. Y en esta tarea vale la información obtenida por la puerta de atrás (backdoor), gracias a un contacto que permite filtrar información interna que compromete el interés general, o bien de manera frontal a través de la nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública.

Esa es una de las sugerencias que han de quedar grabadas a fuego en la memoria de los estudiantes que desean hacer carrera como investigadores, según el periodista, investigador y académico de la Universidad de Columbia, el estadounidense John Dinges. "No hay que aceptar el secretismo o las restricciones. Hay que tener rebeldía y buscar por todos los canales posibles para dar con esa información. Los periodistas deben subvertir el secretismo", aseguró John Dinges, prácticamente al cierre de su exposición en el auditorio Jorge Müller del ICEI.

El autor de libros como "Asesinato en Washington", "Operación Cóndor" y "Nuestro Hombre en Panamá", definió al periodista investigador como "un mendigo de documentos", toda vez que su labor investigativa se nutre y se consolida a través de los papeles y no a través de entrevistas, aunque aclaró que la entrevista siempre es un muy buen complemento.

"Los entrevistados pueden mentir. A veces no de mala fe o de manera intencional, sino simplemente porque la memoria puede ser muy selectiva o puede moldear y distorsionar los hechos con el correr del tiempo. El papel no miente. Su contenido podrá ser erróneo, pero no miente. Los papeles indican una realidad estática y anclada en el tiempo", sostuvo, aunque, acto seguido, fue tajante a la hora de aclarar que el acceso a la información por parte de los funcionarios públicos no es un favor ni un acto caritativo, sino una obligación que deben honrar todos quienes se desempeñan aparato estatal.

"Los periodistas deben insistir. Y, si es posible, exigir sanciones para los que se niegan a entregar la información requerida. La ley de transparencia rompe esta mendicidad", precisó.

Asimismo puso en relieve otro elemento que resulta clave en toda metodología de trabajo: la autentificación de los documentos. ¿La razón? Tal y como le ocurrió en la investigación de la Operación Cóndor -este plan colaborativo y coordinado de las dictaduras sudamericanas para neutralizar, detener y asesinar a disidentes políticos de izquierda-, muchos documentos pueden ser falsos. Falsos en cuanto a su elaboración, o falsos en términos ideológicos (documentos auténticos en su elaboración pero falsos en cuanto a contenidos, nada extraño en el marco de las guerras psicológicas y
contrainformativas).

Recordó que en 1979, cuando investigaba acerca del Plan Cóndor, tuvo en su poder un documento interno de la DINA, firmado por el propio Manuel Contreras, en el que solicitaba a Augusto Pinochet una partida adicional de 600 mil dólares para financiar las operaciones en el extranjero de algunos agentes de este organismo represivo. El documento llegó a manos de un ex senador de la Unidad Popular exiliado en México.

"La firma de Manuel Contreras concuerda. El sello de la DINA también. Pero algo no tenía sentido y lo hacía sospechoso: ¿cómo un memorándum al más alto nivel, una comunicación entre Contreras y Pinochet, pudo filtrarse y llegar a manos de un senador en el exilio? Tiempo después, investigando en los ‘Archivos del Terror' de Paraguay, pude conocer la verdad: ese documento fue hecho por agentes de la KGB. La KGB trabajaba muy bien", señaló.


Asimismo, John Dinges relevó el rol de la profesión al sostener que "los periodistas son los más capacitados y preparados paras tratar esta información. Sólo los periodistas saben dónde buscar y seleccionar lo que es más importante para la sociedad. Si los periodistas no buscan la información que permite entregar la Ley de Transparencia, ¿entonces quién? Las empresas solicitan mucha información, pero el uso que hacen de ella va en su beneficio particular", añadió.

En cuanto a las violaciones a los Derechos Humanos, Dinges dijo que aún queda mucho por investigar: "La dictadura fue para Chile lo que la Segunda Guerra Mundial para Estados Unidos. Aún hoy salen libros y reportajes sobre eso y podemos enterarnos de cosas que no conocíamos sobre la guerra. En Chile hay mucho trabajo por hacer. Nada sabemos de cómo trabajaba la DINA y la CNI, cómo vigilaban a las personas..."

Junto con expresar su rechazo a las cláusulas de reserva contenidas en la nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública (como, por ejemplo, el eventual compromiso a la seguridad nacional), el co-fundador de la extinta revista APSI, CIPER Chile y creador del proyecto ArchivosChile.org, expresó su inquietud ante la posibilidad de que esta herramienta no sea lo suficientemente utilizada por los periodistas en sus trabajos investigativos. No obstante, manifestó su cautela ante la fuerte inquietud que provoca el poco uso de la misma por parte de ciudadanos y periodistas en estos tres años de vigencia. "FOIA (Freedom of Information Act, o Ley de Libertad de Información, equivalente a nuestra Ley de Transparencia) se promulgó en los años '60 y pasaron diez años antes que empezara a usarse mucho. No me extraña que su uso sea bajo todavía", aseveró.