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Universidad de Chile

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Directora de Género, Diversidades e Inclusión del ICEI, Carolina Muñoz: “Hay que seguir reflexionando por el mundo, pues la mitad de la humanidad es castigada sólo por ser mujer”

Directora DGDI "La mitad de la humanidad es castigada por ser mujer"

Desde 1981, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha en la que se hace un llamado a denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. En el contexto actual, parece más importante seguir concientizando sobre este tema como sociedad.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer parece incrementar su importancia cada año. Si bien han existido ciertos avances en la sociedad con respecto a los derechos del género femenino, lo cierto es que cada vez más espacios físicos y virtuales están siendo permeados con diversas formas de violencia hacia las mujeres, lo que es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una “pandemia en las sombras”.

En el 2018, el Instituto de la Comunicación e Imagen de la U. de Chile creó la Dirección de Género, Diversidades e Inclusión (DGDI), instancia que desde esa fecha participa en generar y difundir políticas de género e inclusión junto con desarrollar planes y programas para los distintos estamentos del ICEI, así como también contribuir a generar acciones de sensibilización sobre género, diversidad e inclusión a través de las distintas plataformas de comunicación.

La directora de la DGDI y académica del ICEI, Carolina Muñoz Castillo, se refirió a los desafíos pendientes en la formación profesional en el ejercicio del periodismo con respecto a la cobertura de la violencia de género y la actualidad de los medios de comunicación en relación a la perpetuación de los discursos contrarios a los avances logrados en términos de género e inclusión.

Sabemos que los espacios de diálogo e información con perspectiva de género son clave para la construcción de cohesión social en el que es transversal la participación de las mujeres, sin embargo, seguimos viendo que sigue siendo un trabajo pendiente a nivel social y en el cual las comunicaciones no han avanzado lo suficiente. ¿Cómo podemos trabajar para avanzar en esto desde el momento de formación profesional, tanto de periodistas como de realizadores audiovisuales?

Creo que hay que reflexionar acerca de por qué las mujeres no tenemos el protagonismo que nos corresponde en la sociedad y el hecho de que se nos siga tratando como una minoría a pesar de que somos una mayoría en la humanidad. El orden patriarcal ha instalado a los hombres como protagonistas de la historia, de los acontecimientos, de las noticias, del pensamiento y ha dejado la experiencia de las mujeres en un lugar secundario, invisibilizado y escondido en un sector que no permite incidir en el espacio público. Esto se debe a un aspecto cultural referido a que la experiencia de las mujeres no se percibe como una materia relativa a la sociedad en su conjunto y eso se ve reflejado en que el aporte de las mujeres a la economía del país, al desarrollo social y al crecimiento de la sociedad no está debidamente reconocido. Eso nos tiene en una situación donde ocupamos un lugar secundario en términos de la opinión pública a nivel mundial y con mucha fuerza en América Latina.
 

Respecto a la creación de contenidos ¿Cómo se avanza en generar que la construcción de los mensajes y de la imagen que se transmiten en los medios tengan perspectiva de género, tomando en cuenta que la violencia contra las mujeres se ha convertido en un problema estructural?

Estamos muy acostumbradas a asociar la violencia contra las mujeres al femicidio y la violencia física. No tenemos la capacidad de distinguir las diferentes formas de violencia que tenemos que vivir las mujeres en nuestra sociedad. Ahí es importante que haya formación para las y los periodistas de cómo entender el fenómeno de la violencia contra las mujeres y de género. Entender que es un problema estructural y no un problema de la vida privada ni de relaciones de las personas, sino que es un problema de la sociedad en su conjunto. Es muy fuerte como, en distintos espacios, no solo en las redes sociales, se ven discursos de odio hacia las mujeres en temas banales por ejemplo en contra de cantantes y artistas. Esos discursos nadie los critica ni llama la atención, no hay moderadores que actúen sobre estos temas y se tolera con gran pasividad. Vemos, por ejemplo, los discursos de odio en contra de las mujeres en la convención constituyente, que son muy frecuentes y con mucha virulencia, un odio que se traduce en razones de clase, ligadas al origen étnico, pero también al pensamiento político de las mujeres.

Sobre el rol de los medios de comunicación y la industria cultural, ¿Cómo se trabaja para que haya un mayor compromiso y una corresponsabilidad para prevenir la violencia contra las mujeres en el ejercicio del periodismo?

Es muy importante cuidar el uso de la lengua y el uso de las imágenes. En primer lugar, el solo hecho de seguir usando en masculino los cargos en determinadas profesiones significa que las mujeres somos consideradas "advenedizas" en esos espacios y no reconocer que podemos ejercer en determinadas áreas laborales, estamos siendo rebajadas en nuestra condición. No tenemos los mismos derechos en la utilización de la lengua.

En relación a las imágenes, ¿por qué las mujeres tenemos que cumplir una cantidad de estereotipos y de ideas establecidas de qué y cómo ser mujer de acuerdo a lo que preconizan los medios? Las mujeres tienen que ser “femeninas” de acuerdo a una norma de lo que es ser femenina y tienen que aparecer en roles ligados a la maternidad, al cuidado de la familia, pero no pueden aparecer como protagonistas. Hay que salir de las ideas establecidas de los roles secundarios que existían para las mujeres y los roles protagonistas para los hombres. Nuestro país firmó la convención Belém do Pará, que fue ratificada y promulgada en Chile, por lo tanto, el Estado tiene que garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. La Convención Belém do Pará compromete a los Estados a fomentar que los medios de comunicación terminen con los estereotipos y con las ideas de supremacía y de inferioridad de un sexo sobre el otro. Debemos demandarle al Estado que cumpla con su rol y nos garantice esos derechos.

Actualidad mediática y transformaciones sociales

En la coyuntura actual, variados informes nacionales e internacionales han advertido la falta de pluralismo mediático y el peligro que significa la concentración de los medios de comunicación en los poderes económicos respecto a la perpetuación de discursos hegemónicos y el atropello a los derechos fundamentales de acceso a la información y libertad de comunicación.

En materia de derechos de las mujeres y violencia de género, la concentración mediática juega un rol fundamental en la perpetuación de discursos que atentan contra los avances sociales que pretenden formar una sociedad más inclusiva. El proceso de transformación que vive Chile respecto a las elecciones presidenciales y parlamentarias y el proceso de redacción de una nueva Constitución significan una esperanza de desarrollo en una temática considerada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

Vivimos en un país en donde la concentración mediática coarta las posibilidades de que los periodistas y las periodistas tengan las herramientas y niveles de empoderamiento para poder llevar a cabo esta función social que es tan relevante desde una perspectiva de género. ¿Qué nos hace falta para hacer del periodismo de género algo real y de carácter transversal, que pueda calar en el trabajo y la rutina de cada redacción y de cada periodista independientemente del tema?

Lo que falta en nuestro país es un periodismo que sirva a la democracia, eso implica no solo una mayor representación de la sociedad y un mayor pluralismo informativo, sino que también ser capaces de dar cuenta de las distintas realidades que se viven en nuestra sociedad. Ahí están las realidades de las mujeres, que son muy diversas; las realidades de las disidencias sexuales, que no tienen espacio en los medios de comunicación; las realidades de niños, niñas y adolescentes que no son escuchadas ni tampoco son referidas en los medios; las realidades de los adultos mayores que tampoco tienen espacio para expresarse. Necesitamos un sistema periodístico mucho más amplio del que tenemos y contar con medios del estado que también velen por hacer nuevos tratamientos informativo por ir generando cambios a través de su propia acción en otros medios y que no se rija por la idea de que las noticias están como una oferta más en el mercado. Hay una expectativa en el proceso constituyente de que estos temas se aborden y tengan una perspectiva integral más extensa de la libertad de expresión. El derecho a la comunicación es un derecho humano que tiene que estar garantizado mucho más allá de la libertad de emprender o de tener un medio de comunicación, tiene que ver con la representación y participación de la sociedad en las decisiones que le competen, hay que escuchar las voces de la diversidad que compone Chile.

Considerando que como país estamos en un proceso de transformaciones, tanto por las elecciones como por la redacción de una nueva constitución, ¿Qué proyecciones se pueden realizar en temas de políticas de género e inclusión analizando los ejes programáticos de los candidatos Gabriel Boric y José Antonio Kast?

Estamos frente a dos miradas completamente contrapuestas, una que recoge muchos planteamientos y demandas de sectores feministas y otra que no tiene ninguna sensibilidad frente a estos temas y además están en contra de todos los avances que han implicado todas las reformas, las leyes y los cambios que se han producido en favor de las mujeres y de las diversidades sexuales. Hablamos de una postura que está anclada a una estructura social donde la familia tradicional es el fundamento de la sociedad y a la idea de que la heterosexualidad es la “normalidad”. Quieren borrar los últimos 50 años de historia en este respecto y ceder a una familia que existe en ciertos modelos de pensamiento e intentan imponérselo al resto de la sociedad. Llama la atención que estas ideas son criticadas desde otros partidos de derecha como Renovación Nacional e incluso la UDI, que hoy aparecen defendiendo el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género a pesar de que en su tiempo se oponían a él. Llegamos a brutalidades que un diputado electo se permite decir que hay que reconsiderar el derecho a voto de las mujeres. Estamos frente a una situación política muy importante, para las mujeres es una situación de peligro profundo y que nos tiene que llamar a movilizarnos muy fuertemente.

Hay que seguir reflexionando por el mundo la mitad de la humanidad es castigada solo por ser mujer y por qué todavía como humanidad no realizamos las transformaciones necesarias para terminar con todos los tipos de violencia de género.