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Pepe Carrasco: de humano a leyenda

Pepe Carrasco: de humano a leyenda

Este ocho de septiembre se cumplen 31 años del asesinato del periodista. Hasta el día de hoy se le sigue recordando con cariño y admiración, pero para quienes le conocieron más de cerca, su muerte fue uno de los sucesos más horribles de sus vidas.

—Pepe, están golpeando…

—¿Qué hora es?

—Diez para las cinco…” [1]

El siete de septiembre de 1986, en la cuesta Las Achupallas, el dictador Augusto Pinochet sufrió una emboscada mientras regresaba de su casa en El Melocotón. Dicho atentado tuvo por autores a miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Los involucrados tenían como objetivo asesinar al Dictador, sin embargo, por diversas razones acaecidas durante los pocos minutos que duró el enfrentamiento, no pudieron conseguirlo y el atentado detonó una serie de represalias por parte de la policía.

Los días siguientes, específicamente la madrugada del ocho y el nueve de ese mes, se llevó a cabo un plan de venganza en el que actuaron, al menos, 14 agentes de la CNI. En pocas horas el autodenominado “Comando 11 de septiembre” secuestró y dio muerte a cuatro personas: Gastón Vidaurrázaga, Felipe Rivera, Abraham Muskatblit y José Carrasco Tapia. Al momento que lo fueron a buscar, “Pepe” Carrasco se encontraba con su familia.

—¡Manos arriba!

* * *

La tarde del 24 de agosto de 1943 en la clínica Carolina Freire nació José Humberto Carrasco Tapia, bautizado “Pepone” para sus más cercanos. Fue el primer retoño de Humberto Carrasco y Graciela Tapia.

Sus primeros años estuvieron marcados por el esfuerzo de su familia y por proceder de un humilde barrio popular en la comuna de Conchalí. Su madre murió cuando él era pequeño y, como era el hermano mayor, debió entrar al mundo del trabajo. Es en ese momento en que comienza su cercanía con el mundo sindical y los discursos políticos. Esto le ayudó al momento de desenvolverse en el Instituto Nacional y en las reuniones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), a las que se hizo parte antes de ser universitario.

En la década de los 60 entró al Pedagógico de la Universidad de Chile. Tenía 17 años y decidió estudiar Castellano. Sin embargo, hace tiempo había despertado en él, el deseo de estudiar Periodismo. Tras charlar con el entonces director de la Escuela, Mario Planet, Carrasco llegó a un acuerdo para cambiarse de carrera después de pasar un año en el Pedagógico. Fue aquí, donde daría inicio al “mejor oficio del mundo” como señaló en más de alguna vez a sus cercanos y compañeros de militancia.

* * *

—¡Policía! ¡José Carrasco! ¡Abra la puerta!

Afuera de su departamento en el Barrio Bellavista, los agentes Iván Quiroz Ruiz, Jorge Vargas Bories y Carlos Fachinetti López golpeaban con impaciencia la puerta. Silvia Vera, en ese entonces compañera de José, miraba de reojo por la ventana. En medio del bullicio y los golpes, despertó Pepe.

—Pepe, te buscan.

(…) Fueron las palabras que Silvia dirigió a su pareja una vez volvió a la pieza. Él ya se había incorporado, sabiendo el destino que le deparaba. Desde la cama se encargó de llamar a su vecino Hernán Cardemil para avisar de lo que estaba ocurriendo.

—¿¡Dónde está!? ¿¡Dónde está Pepe!?

En ese instante, mientras él se vestía, los agentes derribaron la puerta. Dos de ellos entraron para llevárselo rápidamente. Pepe pidió que lo dejaran ponerse los zapatos, pero Jorge Vargas Bories, quien era el más alto e iba a cara descubierta y aferraba una pistola, le replicó con sarcasmo: “No los vai a necesitar”[2]

* * *

Este ocho de septiembre se cumplen 31 años del asesinato del periodista. Hasta el día de hoy se le sigue recordando con cariño y admiración. Para quienes le conocieron más de cerca, su muerte fue uno de los sucesos más horribles de sus vidas. El carisma de Pepe y su dedicación al trabajo y a su militancia siempre les hizo ver al periodista como una persona excepcional, por lo que su pérdida les hace lamentar hasta hoy no “haberlo cuidado más”.

La Familia, el mejor oficio del mundo y la militancia revolucionaria fueron los elementos que configuraron la vida de este combatiente por el derecho de la libertad de expresión. Periodista acérrimo, militante del MIR con convicción y humano. Tan humano que los días más difíciles del régimen siempre estuvo en contacto con su familia, aunque haya estado en Buenos Aires resguardándose de la represión que asechaba a quienes daban golpes de resistencia contra la cruel dictadura. De la propaganda y activismo revolucionario pasó por diferentes moradas que acogieron ese carisma que hacía tan particular a Pepe, hasta los centros de detención y tortura, donde fiel a su estilo no dio paso atrás y siguió firme con sus ideales. Sin dudas alguna era diferente.

Tras su vuelta del exilio, llegó a Chile muy feliz de poder compartir pluma y revista con sus queridos amigos y colegas que había conocido en el trayecto de esta lucha. José llegó a la revista Análisis invitado por su amigo y director de medio: Juan Pablo Cárdenas. Con el paso de los años nos comentó ese episodio: A lo mejor en eso me equivoqué. Desde luego me equivoqué. Yo estimaba de que ya a esa altura no había mucho riesgo para los opositores. Sin embargo, no calculamos que vendría el atentado al General Pinochet.[3]

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