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Universidad de Chile

Luis Horta, coordinador general de la Cineteca de la Universidad de Chile:

"La Cineteca no existe por romanticismo, sino porque la cinematografía nos pertenece a todos"

"La Cineteca existe porque la cinematografía nos pertenece a todos"

Ubicada en el edificio del Instituto de la Comunicación e Imagen y tutelada por esta unidad y la Facultad de Artes, la Cineteca de la Universidad de Chile vuelve a funcionar el año 2008, tras su cierre luego del golpe de Estado. Hoy continúa con sus labores de conservación, investigación, difusión y rescate del patrimonio audiovisual, tal como lo realizó desde su apertura en 1961.

24 de noviembre de 1974, Jorge Müller junto a otros documentalistas registraron la clausura del Año Santo chileno en el Templo Votivo de Maipú. Cinco días después, Müller junto a Carmen Bueno, su pareja, fueron detenidos por agentes militares. Hasta el día de hoy no se conoce su paradero. Como ellos, las filmaciones de ese día de noviembre estaban desaparecidas, hasta ahora, que serán exhibidas este 26 de noviembre en el marco de la conmemoración del Día del Cine Chileno, organizado por la Cineteca de la Universidad de Chile y que podrán ser revisados por el público luego de ser resguardadas durante 40 años por el cineasta Sergio Trabucco.

Esta es una de las acciones que viene realizando el archivo fílmico de la Universidad, re abierto el año 2008 luego de su clausura post golpe de Estado. Hoy, tutelada por la Facultad de Artes y el Instituto de la Comunicación e Imagen y bajo la coordinación del profesor Luis Horta, el archivo fílmico más antiguo del país está colmado de proyectos.

Entre ellos, la Cineteca Virtual, plataforma que pone a disposición parte importante del acervo de la Cineteca a través de internet; la edición de un libro con la historia de la producción cinematográfica de la Universidad de Chile, la restauración de documentales de Pedro Chaskel, Héctor Ríos y “Reportaje a Lota” de José Román y Diego Bonacina, además de un registro de los años 40 de la fiesta de La Tirana; la conformación del Centro de documentación audiovisual Pablo Neruda tras el hallazgo de material audiovisual en el Archivo Andrés Bello y del Centro de documentación del cine chileno del exilio tras una importante donación. Eso y más.

Tal como cuenta Luis Horta, coordinador de la Cineteca de la Universidad de Chile, la dedicación es total, ya que “si no se tiene la preocupación permanente de tener una sensibilidad sobre la conservación de los bienes culturales y el patrimonio audiovisual en particular, se van a seguir perdiendo las películas”.

"Yo no divido los horarios de oficina versus los horarios de preocupación por el quehacer del patrimonio audiovisual, porque creo que ese ha sido uno de los grandes errores a la hora de enfrentar las políticas públicas en torno a la conservación: se trata de una tarea y no de algo que se ejecuta desde una convicción. Por eso hemos tratado de hacer de la Cineteca de la Universidad de Chile una especie de activismo sobre la conservación y la educación en torno al patrimonio audiovisual”, agrega en su escritorio ubicado en el ICEI, en el Campus Juan Gómez Millas, acompañado de un recorte de prensa del diario La Tercera de La Hora que declara a la Cineteca oficialmente cerrada el 3 de abril de 1976.

Junto a la reactivación de la Cineteca, el año 2009 se realizó también la primera función del Cine Club Universitario -después de 36 años-, incentivado también por el equipo de la Cineteca de la Universidad de Chile y continuado hasta hoy por estudiantes. Cada miércoles el auditorio que lleva el nombre del cineasta que será homenajeado este 26 de noviembre, Jorge Müller enciende su proyector 2K para ofrecer de manera abierta y gratuita películas y conversatorios desarrollados bajo diferentes ciclos temáticos.

Entre fechas cruzadas por el cierre y la apertura, la creación y la reactivación, Luis Horta relata que llegó a la Cineteca luego de que el 2006, cuando “junto a la fundación de la Carrera de Cine y Televisión, hubo un interés por refundar la Cineteca que había sido cerrada por la intervención de la dictadura en la Universidad”.

“Se nombra a Pedro Chaskel como director de este proyecto y el año 2008 recién se empieza a configurar un espacio posible para que esto se pueda ejecutar y es ahí donde me convocan para apoyar este proceso. Yo venía de estudiar en México procesos de especialización en restauración fílmica”, explica Horta.

¿Cómo fue ese proceso?

Nos encargamos desarrollar este proyecto sin que existiese una metodología muy clara. Eso significó un desafío, con todas las dificultades luego de la fragmentación que sufrió la Universidad en dictadura. Fue un desafío la recuperación del material fílmico y documental que estaba todo perdido; todavía hay un porcentaje muy alto que sigue desaparecido.

Eso significó mancomunadamente, con el ICEI y con la Facultad de Artes, empezar a pensar el tema de la conservación del patrimonio audiovisual y la utilidad en el mundo contemporáneo de los archivos audiovisuales. Nos fuimos más por la línea de la investigación, de la reflexión teórica y simultáneamente los rescates urgentes.

La Cineteca de la Universidad de Chile se plantea como una institución destinada a la conservación, investigación, difusión y rescate del patrimonio audiovisual. ¿Cómo se cumplen esas misiones en la actualidad?

Primero que todo teniendo los pies bien puestos en el público, dándose cuenta y teniendo la sensibilidad de cuáles son las necesidades del espacio público, y cómo la Universidad de Chile puede contribuir al desarrollo cultural del país desde el campo del cine.

Por ejemplo, cuando desarrollamos el proyecto Cineteca Virtual, nos dimos cuenta que las salas de cine que daban películas nacionales de carácter patrimonial estaban en Santiago y eso era tremendamente injusto para la gente que vive en regiones o fuera de Chile. Empezamos a observar estos fenómenos donde había necesidad de acceder a las películas y es así como surgió Cineteca Virtual. No es un proyecto que nosotros nos impusimos, sino más bien nuestro contexto nos lo impuso.

Esto implica pensar cómo escribir la historia de la Cineteca de la Universidad de Chile, que había quedado marginada, aparecía o surgía en campos más bien marginales dentro de la historiografía del cine chileno. Por eso estamos haciendo un proyecto de investigación sobre la historia de las producciones cinematográficas de la Universidad de Chile, financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo. Esta obedece a lo mismo: conocer que no existe o no ha existido una lectura historiográfica sobre el rol de la institución estatal, en este caso la Universidad de Chile y su fomento, apoyo y cuna también de nuevos movimientos cinematográficos y responsable en algunos casos de la renovación del cine nacional.

Vemos que hay campos donde aún podemos actuar que no se ha trabajado en Chile, que van directamente relacionados a lo que significa una labor de extensión cultural que venía haciendo la Universidad de Chile antes del golpe de Estado, y recuperar eso porque no nos parece que hay que partir todo de cero, sino que hay que restituir, resarcir y también recuperar aquellas estrategias que se emplearon en otras épocas de manera exitosa. Lo que estamos haciendo hoy no es ni más ni menos que lo que trataba de hacer la Cineteca Universitaria en los años ‘60. Por eso refundamos también el Cine Club Universitario; fuimos los impulsores del movimiento cineclubista que ha empezado desde el 2009 en adelante en el país. Hoy nos produce alegría que se hable de cine club y de cine foro en todas partes. Esto para nosotros es bien importante porque nos permite entender que vamos por buen camino, no nosotros, sino la Universidad de Chile.

¿Por qué la Universidad debe tener una instancia como la cineteca?

El fenómeno de los archivos audiovisuales como instituciones comienza a surgir de manera sólida en los años ‘30 en Europa, y viene a leer las piezas cinematográficas en cuanto obras de arte y no únicamente como un objeto de explotación comercial. Desde ese entonces y en los años ‘50 en Chile se comienza a instalar una lectura de que el cine es más bien una manifestación cultural, no es necesariamente la materialidad.

Por ello cuando nosotros hablamos de “conservar”, de lo que estamos hablando es de preservar una expresión, un ver colectivo, una experiencia. Nos parece importante que exista hoy una Cineteca no solamente por un romanticismo, sino porque la cinematografía como concepto es un bien cultural que nos pertenece a nosotros. Por ejemplo, la película “El Húsar de la muerte” le pertenece a Pedro Sienna y a la empresa productora Andes Films, pero además le pertenece a las generaciones futuras. O sea, nosotros somos intermediarios entre una obra que se hizo en el año 1925 y una generación que posiblemente nosotros no vamos a conocer.

La Cineteca, sobre todo en una sociedad que está absolutamente mediada por la cultura visual y la imagen, nos permite proponer formas de ver en un mundo donde las comunidades están sumidas en una imagen banal que dan la televisión y un internet efímero. Nosotros tenemos una responsabilidad, y digo nosotros desde la Universidad de Chile, de proponer espacios de lectura de la imagen que sean capaces de ir peldaños más arriba en torno al desarrollo cultural, social, educacional de la comunidad.

¿Cómo se relaciona la Cineteca con el cine chileno actual?

Tenemos una relación bien fluida principalmente con documentalistas y cineastas independientes que ven en el espacio de la cineteca un especio de contra cultura. Nosotros nos estamos preocupando también de conservar películas digitales, las cuales difundimos también en el sitio Cineteca Virtual. La relación que tenemos con los cineastas contemporáneos recoge esa enseñanza de que no podemos hacer que las películas se pierdan, y nuestra responsabilidad es que esas películas existan.

¿Tiene la Universidad una deuda con su Cineteca?

Más bien creo que es el Estado el que tiene una deuda, el Estado debe resarcir los daños que le hizo a la Universidad de Chile luego de la intervención militar. Creo que eso es lo más dramático. Me parece que hay un rol de nuestra casa de estudios y que nosotros mismos al interior de ésta tenemos que hacer la autocrítica sobre cómo representamos los valores de la Universidad de Chile en el desarrollo cultural y social del país. Nuestra Cineteca se ha cuestionado eso y ha planteado que tenemos que empezar a hacer las cosas sin que nadie nos dé el mandato de hacerlo, para retomar el rol que tenía la Universidad de Chile históricamente. Creo que no es imposible, partiendo de la premisa de que las necesidades de la comunidad siguen siendo dramáticas en cuanto al acceso, en el caso nuestro, del patrimonio y la historia del cine chileno. No basta con los canales que hay, tenemos que llegar a más personas, a las regiones, tenemos que cumplir el rol que cumplían en la Cineteca en los años ‘60, con un proyector de 16 milímetros yendo al campo, a las minas y a las fábricas a mostrar películas y generando discusión y diálogo. ¿Eso qué va a permitir?: que volvamos a tener una sociedad más informada, con mayor circulación de ideas y eso va a permitir que seamos más libres.